La amalgama dental es
uno de los materiales utilizados para realizar empastes (obturaciones,
reconstrucciones) en clínicas dentales.
Uno de sus componentes
es el mercurio, el uso del mismo se ha sometido a algunas restricciones en el
curso del tiempo.
Durante estos últimos
170 años, las restauraciones de amalgama dental se han utilizado, aunque el
mercurio es un material altamente tóxico.
La amalgama dental es
una aleación de mercurio (Hg), plata (Ag); estaño (Sn); cobre (Cu) y la fórmula
depende del fabricante.
Algunas también tienen
indio (In); zinc (Zn); platino (Pt) y paladio (Pd). Las proporciones también
varían según el fabricante.
Hasta hace pocos años
era la aleación más utilizada para obturar las cavidades que aparecían como
consecuencia de las caries, por ser un material barato, fácil de colocar y
barato, eso si anti estético y con el inconveniente que hay que extraer mucho
tejido sano del diente para poder colocarlo, es un material que no se adhiere
al diente, por lo tanto hay que crear una cavidad específica para colocarlo.
Los metales de las
amalgamas, al estar inmersos en saliva, se comportan como los electrodos de una
batería, originando corrientes, en realidad cualquier metal que este en la boca
(coronas metal-cerámica, esqueléticos...).
En 1826 TAVEU,
defendió el uso de "pasta de plata" para restauraciones dentales. Esta consistía en una simple combinación de plata y mercurio.
Para llevar a cabo la
preparación de la TAVEU "pasta de plata" se empleaba como materia prima, la moneda de
plata, estas monedas en realidad se prepararon con una aleación de plata y
cobre.
El gran descubrimiento
de TAVEU fue excelente para su tiempo, pero los químicos del siglo XIX ya hicieron
hincapié en los efectos tóxicos del mercurio.
En el siglo XX, varios autores llamaron la atención sobre el hecho de que la permanencia en los vapores de mercurio ambiente contaminado es perjudicial para el dentista para el personal profesional y auxiliar (RUPP y Paffenbarger-1971, BAUER Y PRIMEROS-1982, Nilner-1985, Anderson-1988, Ziff -1987).
VIMY y Lorscheider -1985, encontraron que la cantidad de mercurio liberada de una restauración de amalgama varió de 2 a 20 mg por día.
IMY -1990, observaron que las restauraciones de amalgama en las mujeres embarazadas promovieron la infección del feto en unas pocas horas, por la placenta humana no impide el paso de mercurio.
En 1991
la Organización Mundial de la salud determinó que las amalgamas son la
principal fuente de exposición a mercurio para la población en general.
Su
uso está prohibido en Suecia, Noruega y Dinamarca.
Hoy en día se sabe que
ni el agua ni la solución de fijación impiden el paso de vapor de mercurio. Por
lo tanto, se recomienda enviar, tan pronto como sea posible, de los residuos de
amalgama a un laboratorio de reciclaje.
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